"Como habíamos prometido, clases prácticas solo para mujeres", así decía un anuncio de una autoescuela de la ciudad francesa de Villefranche sur Saône, cerca de Lyon.

El anuncio ha suscitado tal polémica que hasta el alcalde de la localidad ha llegado a reclamar al gobierno francés que tome medidas. Además, el hecho sucede en pleno debate en torno al burkini y a los símbolos musulmanes.

Precisamente la propietaria de la autoescuela es Sarah Bakar, quien se define como empresaria musulmana. No obstante, Bakar declaró que su oferta no tiene tintes religiosos, sino que cubre la demanda de muchas mujeres que quieren estar solas, "ya que los chicos son habladores y hacen mucho ruido".

La empresaria ha tenido que declarar su adhesión a los valores de la república francesa y a la igualdad entre hombres y mujeres, y explicar que el aula principal de la autoescuela está abierto tanto a hombres como a mujeres.

Sea como fuera, la polémica está servida, pero... ¿no se nos está yendo esto de las manos?